jueves, 4 de diciembre de 2008

Se acercan las fiestas y con eso varios sentimientos encontrados...

Se aproximan las fiestas y con ellas, la preocupación de la gente por saber con quién las pasará. O mejor, la angustia porque ya saben con quienes la pasarán. Por suerte, y debido seguramente a que tengo otras preocupaciones en la cabeza, no formo parte de este grupo de personas.
Las fiestas suelo pasarlas con mi familia más íntima (llámese si se quiere cuatro gatos locos), pero no es algo que me quite el sueño. De hecho, recuerdo a la vez que escribo, que hace algunos años mis padres se disculparon en la mesa excusándose con que estaban muy cansados y nos preguntaron a mi hermana y a mí, si no nos molestaba que se fueran a dormir antes de que se cumplan las 24 hs y podamos brindar en familia. Sinceramente, frente a esa pregunta la respuesta obligada es un: No, por favor, vayan a descansar. Qué problema hay…brindamos mañana cuando nos despertemos y almorzamos a la vez!
Dije que no me sumo a ese grupo de personas pero la situación la recuerdo muy bien en mi cabeza: mi hermana y yo escuchando en el jardín de la casa de mis padres, los cohetes de las grandes familias aledañas reunidas para festejar y nosotras dos, con una copa en alto a las 24 hs.
Pero así y todo, no creo que el hecho de reunirse en familia para festejar fin de año, es un tema para modificar el ánimo de las personas. Si no más bien, una moda en la que nuestros ánimos varían constantemente, que lamentablemente nos está ganando.