jueves, 30 de octubre de 2008

La moda de ser veloz

Espero no ser la única persona a la cual, la moda de ser lo más veloz posible, le haga mal. En tal caso, me haría mal dicha moda y aquellas personas a las cuales no les moleta, también. Detesto con toda mi alma, la gente que se apura en contestar. O mejor dicho, la gente que está apurada a que vos respondas para corregirte encima, o sino, para retrucarte encima. Me stresan. Me pregunto cómo hacen para contestar, para retrucar, si ni siquiera se tomaron un minuto para escuchar lo que se les dijo. ¿Será que creen que ser el más veloz en las respuestas, aunque las mismas no tengan sentido, sino un simple retruque, los hace ser más interesantes? Qué confusión por Dios...

viernes, 3 de octubre de 2008

La nueva moda de las Obsesiones

Que desde hace años existen diferentes obsesiones en los seres humanos, no es nada nuevo. Lo que si es nuevo, es que ahora pasó a ser una tendencia el hablar y hasta medicarse para evitarlas.
Este es un espacio que les brindo para poder realizar una catarsis sin ser juzgadas y a la vez compartir nuestras obsesiones en cualquier ámbito de la vida.
Yo tengo “algunas”, pero ayer cuando volvía de trabajar, terminé de corroborar que lo que pensaba que era una tontera, pasó a ser una “obsesióncomoDiosmanda”.

Y acá nomás, me desnudo y confieso la mía: (después espero lo hagan Uds. También)
No puedo evitar subirme al subte todas las mañanas e intentar no hacerlo, pero me es imposible: Viajo mal, apretada como viajamos gran parte de los argentinos que sufren las porquerías de los servicios públicos y que ya por el hecho de viajar con el olor a transpiración de toda la gente, uno ya está destinado a viajar mal. Pero debo admitir que peor me siento cuando me ataca la obsesión de mirar aunque no lo quiera, las orejas de los hombres mayores que viajan cerca de mío llenas de pelos que al ser tan largos, asoman al exterior. Y ahí nomás, me siento desmayar.
Y pensando en moda me pregunto: ¿Será posible que dejemos de darle un poco de importancia a los pantalones, a las camisas y estos hombres que viajan tan bien empilchados, empiecen a pensar en la idea de comprarse un lápiz afeita orejas? o mejor aún, que no descuidemos ni los pantalones, ni las camisas, ni los trajes, pero menos que menos ¡los pelos en las orejas!