Ayer tuve un día laboral agitado. ¿Y qué mejor que suavizar un día yendo de compras? O al menos ir al cine a ver una película que despeje la mente, en el caso de que la tarjeta de crédito diga: BASTA.
So I didn´t shop…En tal caso fui con el santo de mi novio a ver Locas por las Compras. Una película BIEN pochoclera, divertida, pero quizá un poco larga. De ese tipo de películas que tienen la capacidad de hacerte olvidar el mal día.
La misma trata de una chica Shopaholic (compradora compulsiva), que vive en NY y que su enfermedad la lleva a adquirir marcas de primera línea como Yves Saint Laurent o Louis Vuitton, en forma compulsiva, entre otras cosas. El personaje que encarna Isla Fisher es muy simpático y en algún momento de crisis dijo “Cuando consumo siento que mi mundo se vuelve mejor”. Y la realidad es que yo siento lo mismo. Siento la misma ansiedad cuando veo ropa que me encanta y hasta siento que comprando esas cosas, el día cambia. Después, por supuesto, entiendo que es una gran mentira y me consuelo analizando el día que tuve o simplemente, haciendo alguna actividad que me relaje. Con la ropa recién comprada en el placard, obvio.
También, en algún momento de la película, Rebecca Bloomwood (la actriz principal) sale del local Louis Vuitton con tres bolsas en cada mano y abraza a la vendedora y le da un beso antes de retirarse. Ojalá yo pudiese salir de una de esas tiendas con al menos una bolsas en mi mano, pero así y todo, salgo de un local en la Av. Sta. Fé con ropa nueva y saludó a las vendedoras con alegría. Casi con euforia.
Ahora me pregunto. ¿Qué mujer no sale felíz de tener ropa nueva en sus manos? Si tuviese MUCHA plata ¿compraría ropa en forma compulsiva? Yo creo que sí chicas…
jueves, 26 de marzo de 2009
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