No tengo la menor idea de cómo llegué a esta página web http://ar.images.search.yahoo.com/search/images?p=anorexia&prssweb=Buscar&ei=UTF-8&fr=FP-tab-web-t340&x=wrt&meta=vc%3DcountryAR&fr2=tab-web, pero lo que sí recuerdo es que fue ayer, viernes, y las fotos de la misma quedaron en mi retina por el resto del día. Digo, son imágenes que todas vimos, pero se ve que esa semana yo había vivido un episodio en un local de ropa, referido al tema que las fotos plantean ,y por eso me habré quedado pensando al respecto, ya que no son imágenes nunca antes publicadas en otro site. No. No soy la inventora de la mismas. Ni cerca estoy de serlo. Son imágenes de chicas anoréxicas, de cuerpos deformes, donde toda característica femenina fue cubierta por imágenes de muerte, de enfermedad. Son imágenes fuertes.
“Cuándo fue”me pregunto...Creo que el martes después de terapia. Si, a veces salgo pensativa de sesión y me gusta recorrer vidrieras. Ese martes tuve la maldita idea de caminar por la Av. Sante Fé, o fue el lunes, bueno, no hace al tema la fecha. Además, no recuerdo bien. Pero recuerdo que entré a ESE maldito local, con ESA maldita vendedora adentro. Pareciera que las muy guachas (las vendedoras de locales de ropa), se ponen en pelotudas, porque realmente es ponerse en pelotudas y no en otra cosa, cuando nos atienden a nosotras, la clientas. “Qué les pasará por la cabeza” Pensarán “para qué las voy a atender bien, si el dueño del local no me está mirando”, sentirán envidia por vernos entrar al local a probarnos ropa en el momento en que ellas están trabajando y nosotras no. No lo sé. En tal caso, yo le diría "pero querida, yo salí hace un rato de trabajar ¡por Dios! Además, pude haber tenido un día de mierda y por eso salgo a mirar ropa, o no; mientras vos estás acá, fresquita, hablando de gansadas con tus compañeritas, con la música que te gusta, al volumen que solés escucharla (altísimo, imposible de poder mantener un diálogo con nadie con el volúmen así, molestísimo) y atendiendo muy parcamente a las clientas y digo parca, pero no me refiero a la muerte, aunque si me pongo a pensar en lo que me dijo la muy imbécil del local de la Av. Santa Fé cuando fui a comprar un jean, y en mi mejor cara de culo que le puse sin haberla ubicado en su lugar, con un buen comentario, porque la enana me agarró de sorpresa y me dejó sin palabras, en ese caso si podría estar pensando en la parca de la muerte, producto de mis ganas de volver a ese local, para matarla.
Cuestión que entro al probador con dos modelos diferentes de jeans en la mano y al rato nomás se me mete en el probador la descarada para preguntarme: "¿Y, cómo te fue?¿Te quedó bien?"
"Ante todo mi querida, me pedís permiso", pensé para mis adentros, pero me contuve y no lo expulsé. No me gusta que anden mirando mis bombachas gastadas, mi celulitis y menos los malabares que hago para no caerme, cuando me pruebo un jean en un local con la música fuerte, en os probadores de 2x2, evitando sacarme las botas para irme cuanto antes.
Con mi peor cara, le contesté: “No me entró, ¿podrás darme un talle más?”
Y ahí mismo la endemoniada de la vendedora me contestó: “no tenemos un talle más...es el más grande”
¿¿What?? La miré. Fijo. Le clavé mis ojos en los suyos. Atiné a decir miles de malas palabras, pero no pude. Me callé. La bronca me brotaba por la remera, por mis poros, porque empecé a sentir que me subía la temperatura. Y ese síntoma en mí, es una alerta que me indica que debo irme en ese mismo momento del lugar, para evitar la matar a alguien.
Y me fui nomás. Como una cobrade. Y permanecí en la parada del colectivo durante los 10 minutos que demoró en venir, pensando si volver al local y meterla a la chirusa en el probador para sacarle uno a uno los pelos de su cabeza.
Pero me subí al colectivo. Y viajé endemoniada. Obvio.
Y les juro a las lectoras de mi blog que no me conocen, que uso jean talle 26. No menos. No más. Ó sea, soy una persona delgada. Pasaré esta próxima semana por el mismo local, me sienta bien, mal, esté engripada, atareada de trabajo, para ser atendida por otra de las endemoniadas vendedoras, y corroboraré si no hay realmente talles para mí en ese local, o si la respuesta de la pobre pelotuda fue ésa porque prefirió concentrar sus crueles y menudas neuronas en el mensaje de texto que había recibido cuando entré al probador y despacharme rápidamente (como lo logró, y encima ¡en silencio! Eso duele y mucho...Haberme ido en silencio). Y si la respuesta es que no existen talles para mí, publicaré y me haré cargo de difundir el nombre del local, la dirección y en lo posible, el nombre, apellido y teléfono de la pobre pelotuda que me atendió (aunque para ese momento, ya la pobre no tenga culpa, pero por el mal momento que me hizo pasar y encima por no haberla ubicado en su lugar, publicaré también su DNI). Porque varias veces escucho a mis amigas decir: “a ese local no pienso entrar porque no hay talles para mí”...Y la verdad es que varias cosas en este bendito país deberían cambiar, mutar. Como por ejemplo, la ley de talles en la indumentaria y las vendedoras de los locales.
“Cuándo fue”me pregunto...Creo que el martes después de terapia. Si, a veces salgo pensativa de sesión y me gusta recorrer vidrieras. Ese martes tuve la maldita idea de caminar por la Av. Sante Fé, o fue el lunes, bueno, no hace al tema la fecha. Además, no recuerdo bien. Pero recuerdo que entré a ESE maldito local, con ESA maldita vendedora adentro. Pareciera que las muy guachas (las vendedoras de locales de ropa), se ponen en pelotudas, porque realmente es ponerse en pelotudas y no en otra cosa, cuando nos atienden a nosotras, la clientas. “Qué les pasará por la cabeza” Pensarán “para qué las voy a atender bien, si el dueño del local no me está mirando”, sentirán envidia por vernos entrar al local a probarnos ropa en el momento en que ellas están trabajando y nosotras no. No lo sé. En tal caso, yo le diría "pero querida, yo salí hace un rato de trabajar ¡por Dios! Además, pude haber tenido un día de mierda y por eso salgo a mirar ropa, o no; mientras vos estás acá, fresquita, hablando de gansadas con tus compañeritas, con la música que te gusta, al volumen que solés escucharla (altísimo, imposible de poder mantener un diálogo con nadie con el volúmen así, molestísimo) y atendiendo muy parcamente a las clientas y digo parca, pero no me refiero a la muerte, aunque si me pongo a pensar en lo que me dijo la muy imbécil del local de la Av. Santa Fé cuando fui a comprar un jean, y en mi mejor cara de culo que le puse sin haberla ubicado en su lugar, con un buen comentario, porque la enana me agarró de sorpresa y me dejó sin palabras, en ese caso si podría estar pensando en la parca de la muerte, producto de mis ganas de volver a ese local, para matarla.
Cuestión que entro al probador con dos modelos diferentes de jeans en la mano y al rato nomás se me mete en el probador la descarada para preguntarme: "¿Y, cómo te fue?¿Te quedó bien?"
"Ante todo mi querida, me pedís permiso", pensé para mis adentros, pero me contuve y no lo expulsé. No me gusta que anden mirando mis bombachas gastadas, mi celulitis y menos los malabares que hago para no caerme, cuando me pruebo un jean en un local con la música fuerte, en os probadores de 2x2, evitando sacarme las botas para irme cuanto antes.
Con mi peor cara, le contesté: “No me entró, ¿podrás darme un talle más?”
Y ahí mismo la endemoniada de la vendedora me contestó: “no tenemos un talle más...es el más grande”
¿¿What?? La miré. Fijo. Le clavé mis ojos en los suyos. Atiné a decir miles de malas palabras, pero no pude. Me callé. La bronca me brotaba por la remera, por mis poros, porque empecé a sentir que me subía la temperatura. Y ese síntoma en mí, es una alerta que me indica que debo irme en ese mismo momento del lugar, para evitar la matar a alguien.
Y me fui nomás. Como una cobrade. Y permanecí en la parada del colectivo durante los 10 minutos que demoró en venir, pensando si volver al local y meterla a la chirusa en el probador para sacarle uno a uno los pelos de su cabeza.
Pero me subí al colectivo. Y viajé endemoniada. Obvio.
Y les juro a las lectoras de mi blog que no me conocen, que uso jean talle 26. No menos. No más. Ó sea, soy una persona delgada. Pasaré esta próxima semana por el mismo local, me sienta bien, mal, esté engripada, atareada de trabajo, para ser atendida por otra de las endemoniadas vendedoras, y corroboraré si no hay realmente talles para mí en ese local, o si la respuesta de la pobre pelotuda fue ésa porque prefirió concentrar sus crueles y menudas neuronas en el mensaje de texto que había recibido cuando entré al probador y despacharme rápidamente (como lo logró, y encima ¡en silencio! Eso duele y mucho...Haberme ido en silencio). Y si la respuesta es que no existen talles para mí, publicaré y me haré cargo de difundir el nombre del local, la dirección y en lo posible, el nombre, apellido y teléfono de la pobre pelotuda que me atendió (aunque para ese momento, ya la pobre no tenga culpa, pero por el mal momento que me hizo pasar y encima por no haberla ubicado en su lugar, publicaré también su DNI). Porque varias veces escucho a mis amigas decir: “a ese local no pienso entrar porque no hay talles para mí”...Y la verdad es que varias cosas en este bendito país deberían cambiar, mutar. Como por ejemplo, la ley de talles en la indumentaria y las vendedoras de los locales.
2 comentarios:
Buenas! me hice un ratito para entrar y leer!
Yo te he visto y sé q sos flaca por favor!
si no hay talles para vos... qué nos queda al resto??
es una verdadera vergüenza!
Excelente tu articulo!
Me identifique con cada una de tus palabras... a todas nos ha tocado vivir una situacion similar!!!!
Alguna puede JURAR que NO LE PASO????
Se podran hacer muchas leyes, pero tambien es necesario un cambio de mentalidad... ampliar los talles y las mentes!!!!
Marian, segui asi !!!!!!!!!!!
Marisa
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